No en pocas ocasiones, tras un desgraciado acontecimiento, la sociedad reacciona en tromba reclamando más medios, más ambulancias, médicos, enfermeras, desfibriladores… Soluciones, en definitiva, como en un intento desesperado por cohibir la hemorragia de emociones que la muerte de un semejante genera en nosotros. Una reacción muy humana, sí, pero que no deja paso a nuestra gran cualidad, la que nos ha hecho evolucionar, el pensar, razonar, planificar y ejecutar.
Recientemente hemos tenido una desgraciada situación de este tipo recogida en los medios de comunicación (otras muchas no) con la repentina muerte de un profesor en Calpe y ante ella más que reaccionar en tromba y con la irracionalidad que ello conlleva cabe realizar un serio ejercicio de reflexión y preguntarnos si realmente se pueden evitar este tipo de muertes y qué podemos hacer como sociedad para intentar evitarlas.
La parada cardiorrespiratoria (PCR) es un grave problema de salud pública en los países industrializados debido a que se alcanzan hasta 1.000 muertes diarias en Europa y 100 muertes diarias en España. Pese a la magnitud y gravedad de estos datos sabemos que la PCR es una situación potencialmente reversible si se realiza una rápida y adecuada asistencia sanitaria básica, basada en maniobras de reanimación cardiopulmonar (RCP).
Tanto es así que está demostrado que con la realización de una serie de acciones encadenadas denominadas cadena de supervivencia, y que pueden ser perfectamente llevadas a cabo por las personas con la adecuada formación, la supervivencia de quienes sufren una PCR se incrementa en 2-3 veces.
Si tenemos en cuenta que en nuestro país el 60% de estas situaciones se produce ante testigos, estamos en disposición de decir que la formación básica de esas personas ante las que se producen estas situaciones puede aumentar las posibilidades de supervivencia en los casos de PCR y ayudar con ello a cambiar de un modelo reactivo a otro proactivo. Colegios, institutos, empresas, instituciones públicas, asociaciones y todo tipo de colectivos organizados alrededor de una cierta estructura son objetivos de formación ideales en esta materia que tantas vidas puede salvar.
En el Colegio de Enfermería de Alicante hemos sido muy conscientes y sensibles ante ello y hemos realizado una apuesta decidida por la formación en reanimación cardiopulmonar. Así, en el año 2016 creamos la Escuela de RCP, con dos vertientes muy definidas, la de formar a nuestros propios colegiados con cursos de reciclaje y perfeccionamiento en estas técnicas y la de llegar al mayor número de personas a través de entidades con gran participación social, como por ejemplo, la Federaciò de Fogueres d`Alacant, la Hermandad de la Santa Cruz de Alicante, escuelas infantiles, colegios, institutos,… en los que ya hemos llevado a cabo acciones formativas.
En apenas tres años hemos conseguido llegar a más de dos mil quinientas personas, cifra importante para una entidad pero que a todas luces se antoja insuficiente, dada la gran población de la provincia de Alicante y de la Comunidad Valenciana.
Pero no solo contamos con el Colegio de Enfermería de Alicante, también disponemos del Servicio de Emergencias Sanitarias (SES), servicios de extinción de incendios, Cruz Roja, DYA, Protección Civil y desde 2017 tenemos una legislación autonómica que fija unos contenidos mínimos en la enseñanza de la RCP y los lugares que por sus características deben contar con desfibriladores externos semiautomáticos (DESA). En nuestras instalaciones, obviamente, contamos con ellos y nuestro personal administrativo está formado en su uso.
Pero un problema de salud pública de esta envergadura ha de ser tratado por los poderes públicos a través de una legislación específica para abordarlo. Necesitamos un plan nacional y planes autonómicos que regulen y ordenen este ámbito. Por desgracia, tenemos un grave problema estructural que hace que, a pesar de contar con gran variedad de entidades implicadas en velar por la salud de la población, no contemos con una legislación que fije las estrategias a seguir, medidas a aplicar y recursos disponibles, sea capaz de evaluar los resultados y actuar en consecuencia. La suma desordenada de esfuerzos no es capaz de dar respuesta al gran problema que como sociedad tenemos con las paradas cardiorrespiratorias.
Hay que conseguir alcanzar un nivel de competencias y conocimientos que nos hagan estar más protegidos. Creo firmemente que ha llegado el momento de seguir con el ejemplo del Colegio de Enfermería de Alicante y ser, por fin, una sociedad proactiva, donde contemos con un Plan de Reanimación Cardiopulmonar de la Comunidad Valenciana. Venimos desde hace tiempo llamando la atención sobre la importancia de la prevención y la prestación de una rápida atención cuando se produce una parada cardiorrespiratoria. Una atención que es prestada por todos aquellos profesionales sanitarios y ciudadanos en general que se han formado en técnicas de RCP y gracias a los cuales estamos algo más protegidos frente a este problema. Aunque podríamos estarlo todavía más.
Francisco José Gómez Vitero
Vocal VII del Colegio de Enfermería de Alicante y
Coordinador de la Escuela de RCP