Lo que está pasando en España con los materiales que necesitan los profesionales sanitarios para llevar a cabo su trabajo con unas normas mínimas de protección y seguridad no tiene nombre, sinceramente, no sé cómo calificarlo sin utilizar palabras malsonantes.
Ya hay en nuestro país más de 21.000 contagiados por el coronavirus y su crecimiento es exponencial. Casa vez son más los sanitarios que se están viendo afectados por este virus y cada vez son más los voluntarios y jubilados que se incorporan a esta lucha sin cuartel. Todos ellos, junto a otros profesionales de otros sectores sociales, reciben constantemente muestras y gestos de apoyo y cariño. ¡Sois unos héroes!, dicen.
También reciben palabras de elogio por parte de nuestras autoridades sanitarias, unas alabanzas a modo de palmaditas en la espalda. A tales halagos, por desgracia, las enfermeras y enfermeros de la Comunidad Valenciana ya estamos acostumbrados. Pero la realidad es que seguimos viendo cómo nuestras reivindicaciones históricas siguen sin tener solución. Pero eso no es lo que nos ocupa ahora.
Palabras bonitas y políticamente correctas que provienen de las mismas personas o desde estamentos sanitarios que son incapaces de garantizar que quienes se están jugando la vida para combatir al COVID-19 dispongan del material necesario que les impida contagiarse en esta lucha.
Material sanitario indispensable que escasea en muchos, por no decir en todos, los centros sanitarios y que en los próximos días va a ser más evidente con la curva de crecimiento que está experimentando la pandemia.
Desde que comenzó la epidemia, luego pandemia, los que trabajamos en Sanidad hemos recibido muchas instrucciones y protocolos de actuación de cómo utilizar los equipos de protección y de cómo llevar a la práctica las medidas de seguridad e higiene. La paradoja es que los mismos que nos las dan y nos las explican reconocen que no hay suficientes equipos para llevarlas a cabo de forma adecuada ante las características de esta enfermedad.
Y es que se necesitan con inexcusable urgencia batas, mascarillas, ventiladores, tests, solución hidroalcohólica, guantes, equipos de protección individual (EPI),… Situación tan perniciosa como irresponsable para un país como el nuestro que está apremiando a los propios profesionales a solicitar por las redes ayuda económica para intentar paliar esta falta de material y tratar de rebatir así una situación espeluznante que ya ha desembocado en que muchos hospitales estén llevando a cabo la selección de pacientes para decidir quién debe ingresar y quién no en unas UCIs que están al límite. Es decir, en palabras llanas, quién vive y quién no. ¡Sencillamente sobrecogedor!
Estamos ante una situación de emergencia sanitaria y humanitaria y no alcanzo a comprender qué motivos o circunstancias están impidiendo que nuestras autoridades sanitarias puedan garantizar el suministro de material suficiente para luchar adecuadamente contra el coranovirus hasta vencerlo. Por más que me esfuerzo, viendo las muestras de generosidad de muchas personas desde muchos sectores de la sociedad, cómo no se puede conseguir este equilibrio de material frente a la enfermedad, y de verdad que me gustaría entenderlo para no sentir impotencia profesional y que no se me remueva el estomago por la incapacidad e inutilidad de quienes están gestionado esta pandemia.
Y para quien pueda tachar de alarmista esta reflexión solo le puedo decir que si tiene “bemoles” se lo diga a las numerosas compañeras y compañeros que están padeciendo en sus carnes lo que aquí ha quedado expuesto. O que se lo diga a las personas que permanecen en residencias de la tercera edad, que ya sabemos tristemente lo que está pasando en ellas con este colectivo de elevadísimo riesgo.
Solo espero que cuando todo esto pase -¡porque vamos a ganarle la partida al virus!- toda esta ineptitud no quede inmune. Al menos en mi mente y en las de mis compañeros, no va a quedar. Los colegios de Enfermería de la Comunidad Valenciana han pedido una reunión urgente con la consellera de Sanidad para trasmitirle la inquietud y angustia que existe en el colectivo de Enfermería por la situación en la que se encuentra, al tiempo que le van a trasladar a la indignación de miles de enfermeras por lo que esta pasando con la no disponibilidad de material adecuado, en cantidad suficiente, para realizar su trabajo con garantías de seguridad.
Desde la Conselleria de Sanidad se ha delegado en la Secretaría Autonómica de Salud Pública, sin concretar el día de la reunión. Los representantes colegiales de la profesión enfermera, formada por esos profesionales que lo están dando todo, quedan a la espera de una llamada que no se sabe cuándo se va a producir. La gravedad de esta catástrofe sin precedentes ha hecho cambiar la concepción de los tiempos y de los plazos y lo que antes “en breve” podía ser unos días ahora debe ser, como mucho, unas horas, a lo más tardar un día. ¡Esperaremos, pues!
José Antonio Ávila
Enfermero