“Los enfermeros y los profesionales sanitarios tenemos mucho que contar, mucho que compartir”

La presidenta del Colegio de Enfermería de Alicante, Montserrat Angulo, ha hecho entrega del premio al ganador del III Concurso de Microrrelatos Enfermeros convocado por el Colegio.

Un premio que correspondió a Saúl Albert Mallebrera por el microrrelato titulado “Guardianas invisibles” y que estuvo dotado con 300 euros. Saúl comentó tener una gran aficionado por la escritura, la cual explicó como sigue: “Desde pequeño me ha gustado mucho leer, algo que me inculcó mi padre, y al final cuando practicas algo te planteas que ojalá algún día yo pueda escribir. Empecé por cositas pequeñas, pequeños relatos, algún poemilla y fue mi mujer la que me animó a participar en este concurso”.

Un apoyo conyugal que también tuvo que ver en la elección de “Guardianas invisibles” y su temática, ya que, según comentó al respecto, “en el relato hablo de un bebé prematuro, de Óliver, y como ella trabajaba en la UCI neonatal y tuvo también un caso de un prematuro que se llamaba así, pues de ahí surgió la historia. En ella cuento que desde que nacen los prematuros siempre hay detrás una enfermera o algún profesional sanitario velando por su seguridad y bienestar”. Una temática que conoce a la perfección al ser especialista en Enfermería Obstétrico-Ginecológica.

El ganador de la tercera edición del Concurso de Microrrelatos Enfermeros, valora como sigue la convocatoria de este certamen: “La iniciativa me parece estupenda, pues los enfermeros y los profesionales sanitarios tenemos mucho que contar, mucho que compartir, y es una buena oportunidad de poder compartir estas vivencias a través del Colegio, las redes sociales…”.

«Guardianas invisibles», de Saúl Albert Mallebrera

Un llanto desgarrador rompe súbitamente el pacífico silencio de la noche. Unos pasos acelerados y firmes se acercan hacia el origen de aquel sonido. El que llora es Óliver, un bebé prematuro que, con apenas 30 semanas, decidió venir precipitadamente al mundo y que, ahora, con apenas un kilo de peso, se aferra súbitamente a la vida. La que corre apresuradamente para ir a su encuentro es Alba, la enfermera responsable de su cuidado durante el turno de noche. Introduce su mano a través del orificio de la incubadora, al sentir aquella afectuosa presencia, Óliver se aferra fuertemente al dedo pulgar de Alba. El llanto cesa. 

Óliver nunca se acordará de Alba. Esa enfermera que le cuidó durante aquella batalla por la vida. Una segunda madre que lo arropó, lo alimentó y lo acunó durante su larga estancia en la unidad de neonatos. Alba nunca olvidara a Óliver.