El Colegio de Enfermería de Alicante ha hecho entrega de unos reconocimientos a los colegiados de mayor edad de la provincia de Alicante con motivo de la festividad de San Juan de Dios. Unos reconocimientos que habitualmente se venían realizando en el Día de la Enfermería de la Comunidad Valenciana y que a causa de la suspensión de dicho acto por motivo de la pandemia el año pasado no pudieron ser realizados en su momento, queriendo aprovechar para ello la ocasión de la celebración del patrón de Enfermería el pasado 8 de marzo.
La entrega de estos reconocimientos fue llevada a cabo por la presidenta del Colegio, Montserrat Angulo, quien para evitar los desplazamientos de los homenajeados a la sede colegial se desplazó hasta sus domicilios para hacerles entrega de los mismos. Unas emotivas visitas en las cuales Antonio Martínez Guillabert, Ascensión Roselló Esteve y Antonia Tomás Alcaraz se mostraron muy agradecidos por la iniciativa colegial y en las que rememoraron su vida profesional.

Antonio Martínez Guillabert
Nacido en Novelda y sin antecedentes de profesionales sanitarios en su familia, Antonio Martínez pasó de ser auxiliar de farmacia a convertirse en practicante para después, y con mucho esfuerzo, ser también ATS y finalmente diplomado en Enfermería en el momento de la llegada de la profesión a la Universidad.
A través de su ejercicio profesional ha conocido por haber trabajado destinado allí la localidad valenciana de Calles y Tabarca, en Alicante, de donde guarda muy gratos recuerdos por el trato familiar con los vecinos. De allí pasó a Alicante a la Casa de Socorro y posteriormente al centro de salud de la calle Gerona de Alicante, destinos que compaginó con su actividad como ATS de Empresa, especialidad que ejerció hasta su jubilación. Una jubilación tras la que dejó el legado de dos hijas enfermeras, algo que le sigue produciendo una gran satisfacción.

Ascensión Roselló Esteve
La carrera profesional de Ascensión Roselló Esteve se desarrolló entre la primera etapa del antiguo Hospital General Universitario de Alicante y el Centro de Salud de Los Ángeles, de donde guarda sus mejores recuerdos como enfermera, con un parón entre ambos períodos motivado por causas familiares.
Una enamorada de la profesión que hubiese seguido trabajando muchos años más y a quien la vocación le vino sugerida por una conocida que le recomendó ser enfermera tras finalizar los estudios de Bachillerato.
Y para dar continuidad a su vocación como enfermera y a la de su marido como médico quedó el legado de una hija odontóloga.

Antonia Tomás Alcaraz
“De joven quería ser mejor de lo que era y quería ayudar a alguien para ser mejor”. De este deseo expresado por Antonia Tomás Alcaraz nació su vocación de ser enfermera. Así, se trasladó a Gerona a trabajar a un hospital y posteriormente a Madrid y Barcelona, regresando a su localidad natal, Callosa de Segura, a raíz de la enfermedad de su madre. Ya de vuelta cerró su última etapa profesional en Orihuela en el sector privado.
De sus años como enfermera guarda muy buenos recuerdos, si bien siempre queda el sabor amargo de los pacientes que por desgracia no se pudieron curar. Ahora, y desde la distancia que proporciona el retiro, ve que la profesión de Enfermería es más difícil que cuando ella la ejerció, pues “ahora exigen mucho más”.